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Tensión entre Irán y el Reino Unido, un «problemita» demasiado problemático
Las relaciones entre Irán y las principales potencias occidentales están en un punto muerto. El pasado viernes 23 de marzo, las fuerzas navales de la Guardia Revolucionaria detuvieron a 15 marinos británicos, acusándolos de haber ingresado en forma ilegal a las aguas jurisdiccionales iraníes. ¿Qué se puede esperar en el corto plazo? ¿acaso este nuevo […]

Las relaciones entre Irán y las principales potencias occidentales están en un punto muerto. El pasado viernes 23 de marzo, las fuerzas navales de la Guardia Revolucionaria detuvieron a 15 marinos británicos, acusándolos de haber ingresado en forma ilegal a las aguas jurisdiccionales iraníes. ¿Qué se puede esperar en el corto plazo? ¿acaso este nuevo problema es una fase más del lógico proceder de ambos países?

Tras la captura y apresamiento de los 15 militares -catorce hombres y una mujer- el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán declaró que los detenidos estaban en buenas condiciones y que sus familiares, así como el gobierno británico podrían estar tranquilos al respecto.

La primera reacción por parte del Reino Unido fue exigir la inmediata liberación de sus militares, rechazando el accionar del gobierno iraní y catalogándolo como algo arbitrario e injusto. Según Tony Blair, Primer Ministro del Reino Unido, la embarcación británica cumplía con una inspección de rutina, avalada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), dentro de la zona marítima iraquí y jamás habrían sobrepasado la frontera, invadiendo territorio iraní.

Por contrapartida, Irán respondió con un reclamo formal ante la encargada de negocios del Reino Unido en Teherán. Además, la nación persa argumentó que los marinos habrían penetrado en forma ilegal al interior de la zona en cuestión y que, por lo mismo, los han apresado para someterlos a interrogatorios, en los cuales los acusados habrían reconocido y aceptado las acusaciones formuladas por el gobierno de Irán.

Curiosamente, al día siguiente Mahmoud Ahmadinejad, Presidente de la República Islámica de Irán, suspendió su viaje a Estados Unidos, ausentándose de la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, que realizaría una votación acerca de posibles nuevas sanciones al estado asiático, debido al incumplimiento de las obligaciones impuestas por la misma organización respecto al tema del enriquecimiento de Uranio.

Durante el fin de semana, hubo «fuego cruzado» de palabras, pero ninguna de ambas partes retrocedió en sus posturas, lo cual dejó a la deriva y sin solución al actual foco de enfrentamiento entre las dos naciones.

El lunes la situación cambió, aunque se agravó luego que el principal responsable de los asuntos navales de Irak, el General Hakim Yesam, declarara que los marinos británicos habían sido, efectivamente, detenidos fuera del territorio marítimo iraquí. Aún más, Yesam dijo que los militares europeos habían detenido a un barco mercantil en aguas iraníes, para luego abordarlo y, en consecuencia, provocando la intervención de las fuerzas navales de Irán.

El principal problema de este asunto es que este choque se produce en medio de la tensión existente entre Irán y el Reino Unido, Estados Unidos y otros integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU, a propósito del programa nuclear iraní y su negativa para detenerlo. De hecho, el sábado pasado el organismo dependiente de la ONU confirmó el establecimiento de nuevas sanciones económicas y comerciales a Irán, ante lo cual la el estado islámico reaccionó diciendo que a partir de ahora suspendería su colaboración con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Cabe preguntarse, entonces, qué irá a suceder en el corto plazo, ya que al problema de la crisis nuclear se suman el tema de los marinos británicos y el rechazo ruso hacia las restricciones impuestas a Irán por parte del Consejo de Seguridad. Además, a pesar que la ulterior resolución de este último organismo contó con la aprobación de todos sus miembros, es sabido que Sudáfrica, Qatar e Indonesia han mostrado ciertas dudas respecto al proceso y sus procedimientos. De hecho, los representantes qataríes e indonesios propusieron un «desarme total en Medio Oriente», lo cual incluía a Israel.

Pero la división más importante se encuentra dentro de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, ya que Rusia y China han sido las principales piedras de tope para las intenciones de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que buscan poner término al enriquecimiento de Uranio de Irán, acusándolo de tener serias intenciones de construir armas nucleares.

A nivel de rumores, se dice que Estados Unidos tendría elaborado un plan de ataque a puntos estratégicos en Irán. Al mismo tiempo, Irán ha señalado que no va a paralizar su programa nuclear, alegando su inocencia y el derecho a realizar actividades destinadas a la producción de nuevos métodos energéticos que puedan ayudar a su desarrollo. Y ante las constantes amenazas de sus rivales, Mahmoud Ahmadinejad se ha encargado de dejar en claro que continuarán hasta el final de las consecuencias y que están preparados para todos, incluso para una agresión física. Es por esto que las declaraciones hechas hoy por Tony Blair sólo sirvieron para aumentar la tensión, luego que dijera que «espero que consigamos que (las autoridades iraníes) se den cuenta de que tienen que liberarlos………si no, pasaremos a una fase diferente».

En definitiva, puede sonar a exageración decir que el problema de los marinos detenidos pueda transformarse en un bomba de tiempo. Sin embargo, no sería la primera vez que las grandes potencias de Occidente esperan por un mínimo detalle o un hecho de poca envergadura para así tener la justificación de un ataque armado. Especialmente cuando se trata de invadir un territorio rico en recursos naturales como gas y petróleo.

Ahora bien, seguramente el gobierno del Reino Unido esperará un tiempo y evitará un choque directo, pero la presión ejercida por Estados Unidos y, en menor medida, por la Unión Europea puede ser un impulso fatal. También es importante destacar que George W. Bush y Tony Blair están viviendo su último mandato y, por lo mismo, quizás no les tiemble la mano a la hora de optar por una nueva partida de ajedrez. Ya no en Afganistán, en Iraq o en Somalía, sino que en Irán.

Y ganas de atacar a la nación islámica no les faltan.

Raimundo Gregoire Delaunoy
raimundo.gregoire@periodismointernacional.cl
@Ratopado