África Subsahariana
La preocupante amenaza del terrorismo en África
Hace unos años, hablar de grupos terroristas significaba mencionar a Al Qaeda, la Jemaah Islamiyah, Hizbullah o ETA, por dar algunos clásicos (y algo manoseados) ejemplos. Sin embargo, a través de diversos hechos –algunos súbitos y otros absolutamente esperables- fueron apareciendo nuevas agrupaciones cuyo principal modo de acción operaba en base al terror. Aún más, […]

Hace unos años, hablar de grupos terroristas significaba mencionar a Al Qaeda, la Jemaah Islamiyah, Hizbullah o ETA, por dar algunos clásicos (y algo manoseados) ejemplos.

Sin embargo, a través de diversos hechos –algunos súbitos y otros absolutamente esperables- fueron apareciendo nuevas agrupaciones cuyo principal modo de acción operaba en base al terror. Aún más, no sólo se produjo este cambio, sino que también se modificó el mapa de los grupos terroristas.

Así como ayer se miraba a los “objetivos occidentales”, hoy eso está alejado de la realidad, pues los atentados, ataques suicidas y toma de rehenes, entre otros, ya son casi cotidianos en lugares normalmente olvidados como Asia Central, Filipinas y África.

En relación a este último, cabe realizar una breve mirada superficial sobre su actual situación, especialmente en el centro-norte del continente.

El Sahel seguramente será uno de los grandes focos, ya que a los problemas generales de dicha zona –hambruna, sequía, narcotráfico, comercio de humanos, terrorismo y rebeldes tuaregs- se sumará, en lo específico la durísima situación que afecta a Malí, en la cual luchan el estado maliense (lo que queda de él) y las fuerzas internacionales (lideradas por Francia) contra Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento para la Unidad Yihadista del África Occidental (MUJAO), Ansar Dine, el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) y otros grupos que, en cosa de días, aparecen.

Mientras AQMI y MUJAO son grupos terroristas, Ansar Dine ha recibido el rótulo de “yihadista”, concepto poco claro, pero que hace referencia al pensamiento radical de sus adeptos. Como demostración de aquello, Ansar Dine es una rama escindida del laico MNLA.

Este conflicto, que tiene una importante variable terrorista involucrada, afecta  a países cercanos como Mauritania, Burkina Faso, Níger, Libia, Argelia, Senegal, Nigeria y Chad.

A su vez, llegará al Magreb –zona que incluye al norte de África, menos Egipto-, una región que ya lidia con sus propios problemas, los cuales derivan del actual proceso de cambios. Los “barbudos” ya hacen de las suyas en Túnez, algo que también debiese suceder en Libia (una vez que llegue la estabilidad). Argelia vive en su mundo interno, pero su política del “status quo” ya no le servirá, pues la rebelión tuareg llegó a sus fronteras, igual como hace años ocurre con grupos terroristas y partidos islamistas. El reciente caso de In Amenas (toma de rehenes por parte de terroristas ligados a AQMI.) dejó en claro que el “fantasma” terrorista sigue vivo en territorio argelino.

En cuanto a Marruecos, tiene más tranquilidad, pero en los últimos meses se han desmantelado una serie de células terroristas ligadas a Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y no se debe olvidar que en 2011 se produjo un atentado en Marrakesh. Y Mauritania, bueno, las posibilidades de un nuevo golpe de estado están a la vuelta de la esquina en un país que vive en permanente lucha contra el terrorismo.

Estas dos regiones (Sahel y Magreb) se encuentran ligadas a Nigeria y Somalía. ¿Por qué? Básicamente, pues grupos terroristas que operan en estos países tienen nexos con AQMI, Mujao y Ansar Dine, que realizan lo propio en el Magreb, el Sahel y, según afirman los servicios de inteligencia, en África Occidental.

Mientras Boko Haram ha sido el gran dolor de cabeza de Nigeria, Al Shabaab ha hecho lo mismo, pero en la atribulada y acéfala Somalía. Si bien Al Shabaab ha perdido mucho en el territorio somalí, Boko Haram sigue poderoso en Nigeria.

Lo preocupante es que Boko Haram, Al Shabaab, AQMI y MUJAO tendrían nexos de cooperación entre sí, algo que ha quedado de manifiesto en la actual situación en Malí. Así es que, por ejemplo, se ha informado que miembros de Boko Haram han transitado por Burkina Faso, Senegal e incluso Malí. También se ha dicho que diversos combatientes “yihadistas” fueron entrenados en “zonas perdidas” del Sahel y en parte del territorio nigeriano, donde suele haber campos de entrenamiento.

Mirando el mapa de África, se puede establecer una especie de “rectángulo del terror”, cuyos ejes serían el Magreb (norte), el Sahel (sur), Somalía (este y siempre conectado con Yemen) y Malí (oeste).

De ahí que sea tan relevante lo que está ocurriendo con Al Shabaab, que ha perdido control de Mogadiscio (capital somalí) y Kismayo (importante puerto) y ha cedido parte de los territorio que había logrado dominar. El problema es que la lucha contra Al Shabaab ya ha tenido repercusiones en Kenya, asi que no será fácil de eliminarlo, por más que esté debilitado.

El problema es que Boko Haram, AQMI y MUJAO parecen estar muy activos, bien preparados y con una importante capacidad de ataque y, por supuesto, defensa. En este sentido, la “guerra” contra ellos estará condenada a su fin si no se unen las fuerzas militares de Francia, Mauritania, Argelia y Chad.

Los franceses tienen la tecnología, la disciplina y los recursos económicos, mientras que mauritanos y chadianos son los únicos que saben pelear en la difícil geografía saheliana. Los argelinos son potencia regional (magrebí y saheliana) y llevan años luchando contra el terrorismo.

Y además de eso, sería ideal sumar fuerzas provenientes de Marruecos y Senegal, importantes líderes en el Magreb y el África Occidental, respectivamente.

Pero ojo, que no es llegar y atacar. Etiopía lo hizo en Somalía y aunque, por ahora, significó el repliegue de Al Shabaab, también significó, en su momento, un fortalecimiento de aquel grupo terrorista.

Raimundo Gregoire Delaunoy
raimundo.gregoire@periodismointernacional.cl
@Ratopado
FotografíaFlickr