Misceláneos
Lavapiés, el centro de la multiculturalidad madrileña
Si alguien hubiese logrado viajar en el tiempo y conocer los inicios de este barrio, cuya fecha se remonta al siglo 14, seguramente se sorprendería al ver la nueva realidad de este emblemático sector de Madrid. Es que atrás quedó aquella historia en la cual los judíos eran mayoría en esta zona y, también, el […]

Si alguien hubiese logrado viajar en el tiempo y conocer los inicios de este barrio, cuya fecha se remonta al siglo 14, seguramente se sorprendería al ver la nueva realidad de este emblemático sector de Madrid. Es que atrás quedó aquella historia en la cual los judíos eran mayoría en esta zona y, también, el origen del nombre de este sector. Claro, ya no se ven seguidores del judaísmo lavándose los pies antes de ingresar a la sinagoga y, todo lo contrario, es mucho más común ver a un musulmán, un hindú o un cristiano. El tiempo pasa, las personas también y así es que el Lavapiés moderno se caracteriza por ser un punto de encuentro entre las diversas colonias de inmigrantes que han llegado a España en las últimas décadas.

Al ir en uno de los vagones del metro de Madrid y acercarse a la estación Lavapiés se puede respirar un aire diferente. Si bien en toda la ciudad se pueden ver personas de distintas culturas y regiones del mundo, es en las cercanías de esta terminal donde se aprecia una real magnitud del suceso de las migraciones modernas.

Ahí, en este lugar, se combinan colores, olores, mirada, vestimentas, físicos y creencias, los cuales muchas veces generan confusión. Claro, porque cuesta saber si al frente está un paquistaní, un indio o un bangladesí o si aquella mujer negra junto a su hija llena de trenzas es africana o de algún país latinoamericano. Lo mismo con los magrebíes, que aunque en su mayoría son marroquíes, bien podrían ser tunecinos, libios, argelinos o incluso mauritanos.

Y así, suma y sigue la pluralidad del nuevo Madrid y, específicamente, del barrio Lavapiés, antiguamente conocido por las juderías y hoy punto de expresión de los nuevos tiempos.

El abanico cultural, bajo la huella del inmigrante

Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración español, actualmente residen en España 4.789.034 extranjeros, los cuales cuentan con tarjeta de residencia y, por lo mismo, son contabilizados como inmigrantes legales. Rumanos, marroquíes, ecuatorianos, colombianos y británicos ocupan los primeros cinco lugares en presencia. En términos estadísticos, los extranjeros con situación al día representan el 11.03% de la población total del país y esto es algo que se puede apreciar al recorrer las vías que circundan al Lavapiés, sector en el cual se aprecian habitantes de cerca de 90 colonias foráneas diferentes.

Caminando por Servet, Amparo, Toledo, Sombrerete, Cabestreros, Mesón de Paredes y Lavapiés, entre otras calles del barrio, el viajero encontrará una puerta de entrada hacia la multiculturalidad. Ahí, cada cual con sus tradiciones y vestimentas, aparecerán africanos, asiáticos, americanos y europeos. Con países de origen tan diversos como Senegal, Guinea Ecuatorial, Burkina Faso, Marruecos, Gambia, El Líbano, Iraq, Irán, China, Paquistán, India, Bangladesh, Ecuador, Perú, Uruguay, Italia o Rumania. En un pequeño espacio convergen musulmanes, cristianos, budistas, confucionistas e hinduistas, pero también se reúnen negros, blancos, indígenas, árabes, persas, indoeuropeos, mestizos, mulatos y zambos. Y si de lenguas se trata, entonces están el español, italiano, francés, inglés, chino, árabe, bengalí, hindi, persa, rumano y portugués, entre otros.

Junto con lo anterior, tampoco debe olvidarse que en este sector viven españoles –algunos que suelen trabajar en el ámbito artístico-, lo cual permite generar el contraste entre los “locales” y los “visitantes”. Y así, el arcoiris va aumentando sus colores y tonalidades, dejando una atractiva estela para el viajero.

Y aunque todas las colonias y los españoles se respetan y conviven en armonía, no existe una gran fraternidad. Todo lo contrario, cada grupo se preocupa de lo suyo (el comercio) y resulta poco frecuente ver amistades entre personas de distintas nacionalidades. Las diferencias culturales hacen que de un lado y otro se miren con desconfianza, especialmente inmigrantes de determinadas nacionalidades, quienes, por su seguridad, prefieren no hablar del tema. Sin embargo, la situación se da en casos puntuales y la mayoría de la gente que trabaja y vive en este sector dice estar muy tranquila, pero aclarando que este es un espacio laboral y no social.

El viajero no debe tomar esto con temor, pues la situación no afecta al visitante y además es una gran experiencia ver en persona la destrucción del mito que los extranjeros siempre se unen. De todas formas, tampoco se debe exagerar y existen muchos casos de sana convivencia entre inmigrantes de distintas colonias.

Es el caso, por ejemplo, del matrimonio compuesto por Carmen Abigail, proveniente de Guinea Ecuatorial, y Nisar, oriundo de Paquistán, quienes llevan 35 y 25 años en España, respectivamente.

“Hace dos años abrimos nuestra peluquería, en la cual ofrecemos productos afro-americanos, (en la calle Lavapiés nº 52º) y nos va bastante bien”, cuenta la mujer, que dice tener 50 años.

Mientras, su marido complementa diciendo que “es algo muy bueno el intercambio cultural, pues yo soy paquistaní, ella es guineana y vivimos en España. Además, la vida en este barrio es bonita, pues hay mucha variedad cultural”.

Quizás el caso de esta pareja permita ilustrar lo que es Lavapiés, es decir, cuna de encuentros culturales, religiosos y raciales, y punto obligado para todo caminante que desee conocer y acercarse a diversas formas de ver la vida. Y la gran gracia es que puede hacer eso sin tener que ir a lugares que muchas veces pueden ser muy lejanos o inhóspitos, sino que aquello tiene ubicación en una de las ciudades más agradables del mundo.

Sus estrechas calles, con sus nombres escritos sobre baldosas en las paredes de cada esquina, la tranquilidad del ambiente, el aire cosmopolita, la fusión de diversos mundos en uno solo y la cercanía con otros barrios de interés lo convierten en un interesante y atractivo punto de la capital española.

Por último, la variedad de precios es amplia, pero por lo general es bastante más barato que ir al centro de Madrid o a los sectores de mayor riqueza de la ciudad.

Comercio, fuente de ingreso y variedad para el turista

Al dar una vuelta por el barrio, el caminante podrá darse cuenta, rápidamente, que se trata de una zona residencial, pero con varias manzanas llenas de negocios. Tiendas de artesanía, supermercados de comida específica, joyerías, venta de ropa, jugueterías y un sin fin de variedades irán apareciendo en las angostas callejuelas de Lavapiés.

Esto se explica porque, dada la gran cantidad de inmigrantes, que normalmente no encuentran sus productos típicos fuera de su país, se hace necesario tener un espacio “propio”. En paralelo, los mismos foráneos se ven obligados a invertir en este negocio, pues saben que cuentan con una clientela fija, al mismo tiempo que van atrayendo a los curiosos turistas.

Dentro de este gran abanico de opciones, lo que más abunda es la oferta gastronómica, junto a la venta de artesanía, joyas, alimentación y servicios de cosmética y peluquería. En menor cantidad, pero también visibles, se pueden encontrar comerciantes de ropa, juguetes, relojes y una serie de los más diversos accesorios.

En las calles Amparo y Sombrerete se pueden visitar joyerías, tiendas étnicas y locales de artesanía, además de supermercados de comida halal (para musulmanes, pero cualquier persona puede comprar). Estos últimos, también aparecen en Lavapiés entre los números 30 y 50.
La venta de alimentación africana, paquistaní, latina, árabe y de otras culturas se puede apreciar en Lavapiés, a las altura del 80.

Por último, en calles como Toledo, Caravaca y Mesón de Paredes también existen negocios de diversa índole, como carnicerías, pescaderías y tiendas de rubros menos conocidos.

Dónde comer

En relación a los restaurants o pequeños locales de comida, muchos se encuentran en la calle Lavapiés. Lo que más abunda es la gastronomía india, con el Baisakhi (Lavapiés nº 42), el Shapla (a un costado del anterior) y el Anarkoli (Lavapiés nº 46), pero quizás el más recomendable sea el Calcuta, ubicado en Lavapiés nº 48 y atendido por su amable dueño, un bangladesí que hace cuatro años y medio llegó a España en busca de una mejor vida. La especialidad de su restaurant es el Tandoori, comida basada en las variadas especias de la India y que suele ir acompaña por vegetales y/o carne. Por cerca de 20 euros, el viajero tendrá un buen plato, algo para tomar y un postre.

Una de las curiosidades de Lavapiés es que muchos locales gastronómicos son atendidos por inmigrantes oriundos de Bangladesh. Así como aquello sucede en la comida india, también es muy común verlo en los clásicos locales de venta de kebap. Como demostración, en la calle Lavapiés, en los números 39, 43 y 53, se encuentran picadas de comida turca. Este tipo de negocios son ideales para el turista que desea gastar poco y comer rápido, pues por seis a diez euros y en menos de 20 minutos ya estará en condiciones de proseguir la marcha.

Para los amantes de los sabores africanos se recomiendan dos lugares y ambos de gastronomía senegalesa. El Baobab, ubicado en la esquina de Cabestreros con Mesón de Paredes, es un pequeño local, algo rústico y con una corta lista de platos. Sin embargo, todo está bien cocinado y por no más de diez a 15 euros se puede pasar un buen momento. Esta picada es ideal para quienes busquen algo más humilde y sin grandes decoraciones. Mientras, en calle Amparo nº 61 se encuentra el Touba Lamp Fall, que además de tener el servicio de comida, es una frutería y carnicería. Sus dueños son amables, pero el local no genera tanta confianza como el Baobab, razón por la cual se sugiere ir al primero.

Ahora, si de algo típico español se trata, lo mejor es ir al Andy’s Bar (calle San Carlos con Lavapiés), un lugar pequeño, pero que cuenta con mesas en la calle (con quitasoles) y que es bastante ordenado y limpio. La especialidad de este local son las tapas, las cañas, las copas y el café.

Por último, al inicio de la calle Lavapiés se pueden visitar la “Pizzeria Della Cabeza” (Lavapiés nº 6) y el Albahia (Lavapiés nº 3), que ofrecen comida italiana y marroquí, respectivamente. Ambos son bastante higiénicos, bien presentados y con buenos precios, pero se recomienda, por sobre todo, ir al “Albahia”.

La calidez de Kira, su dueño y anfitrión, la hermosa y sencilla decoración, la tranquilidad del lugar y la amplia cantidad de mesas hacen de este pequeño restaurant una gran experiencia. Los valores de los platos varían entre los tres y 12 euros, en tanto que las infusiones, cafés y jugos van desde uno y medio hasta diez de la divisa europea. Los dulces cuestan un euro. Se sugiere comer la ensalada magrebí y el tabulé (una ensalada en base a cous cous), además de un exquisito té marroquí.

Recomendación especial

En las afueras del barrio Lavapiés se pueden visitar el Museo Reina Sofía y el mercado de El Rastro. En el primero destaca el arte español del siglo 20, pero además de eso se realizan diferentes actividades culturales, en tanto que el segundo es famoso por ser un mercado que sólo abre los domingos y festivos y que se encuentra en el centro histórico de Madrid. El horario de atención es de 9:00 a 15:00 horas y se sugiere probar las tostas y la amplia gama de charcutería.

CONSEJOS

– Tómese un día libre para recorrer a fondo Lavapiés. Se sugiere ir a partir del mediodía, almorzar en alguno de los restaurants o picadas y luego caminar por sus calles.
– Evite ir con cosas de valor.
– Sea selectivo al momento de hablar con la gente. Es mejor que converse con quienes trabajan en los locales antes que cualquier persona.
– Tenga cuidado con las fotos. Recuerde que la ley española protege a los menores de edad. También, a las musulmanas y a muchos comerciantes les molesta mucho que les fotografíen.
– Si va en verano, hidrátese y lleve protector solar, además de un buen gorro.
– En caso que le ofrezcan hachís, simplemente siga caminando. Si lo molestan demasiado, vaya donde la Policía.
– Si le preguntan de dónde es, diga que es madrileña(o).
– Respete los espacios, no intente formar confraternidades y disfrute de la experiencia.

CÓMO LLEGAR

Lo más fácil es tomar la Línea 3 del metro y bajarse en la estación Lavapiés. Al salir a la calle, se llega a una pequeña plaza (del mismo nombre) y ahí mismo está el barrio Lavapiés. Se puede llegar en taxi o micro (línea M1, Glorieta de Embajadores) pero lo más conveniente es el metro.

Raimundo Gregoire Delaunoy
raimundo.gregoire@periodismointernacional.cl
@Ratopado
Fotografía: Raimundo Gregoire Delaunoy